Daniela sufrió violencia sexual de niña y fue explotada sexualmente desde los catorce años. Mayo 2013.
“En agosto de 2013 volvimos al interior. Le mandé un mensaje a Daniela para encontrarnos porque me quedó pendiente su ‘sueño’. Ella me contestó: “Gracias a Dios no estoy más en este ambiente. Vivo con un hombre y mis hijos en un tambo. Espero que muchas mujeres pueden tener la suerte que tuve yo”.
Imagen anterior: manos de Daniela. “Las pulseras son un método mediante el cual se controla por parte de la trabajadora sexual cuántas copas ha hecho en la noche para cambiarlas por dinero. La trabajadora sexual debería recibir la mitad del dinero de cada copa”. Ref: Karina Núñez, 2008.